Cuando se va un amigo se separa el llanto del alma,
una herida se abre con el silencio.
Cuando se va un amigo, se cierra una historia, pero
queda con nosotros aquel recuerdo imborrable
de esos bellos momentos compartidos
contigo, Iñaki, en los que fuimos dueños de aventuras,
de sueños, de muchos logros y emociones.
Pero así es el destino, te ha llevado
a continuar tu camino,
y aunque muy tristes nos has dejado,
te deseamos que por donde tú camines,
sigas encontrando mil emociones y aventuras.
Las personas que, como tú, Iñaki, nos hacen agradable nuestro mundo,
son aquellas que permanecen, es decir, quienes nos confortan,
nos sacan sonrisas, nos sosiegan y mantienen fuertes ante la vida.
Con ellas las relaciones son sólidas, consistentes y leales.
La gente buena es la sincera, la que aprieta la mano y cuando mira a los ojos
llega hasta el corazón, como has hecho tú con todos nosotros.